La tregua olímpica (en griego antiguo ἐκεχερία, ekecheiria o la promesa de la tregua olímpica), también conocida como la paz olímpica, se remonta al siglo IX A.C. era un periodo en el cual las guerras se suspendían temporalmente, con objeto que Todos los conflictos cesaran durante la tregua, que comenzaba siete días antes de la apertura de los Juegos Olímpicos y finalizaba el séptimo día a partir de su finalización, puesto que así los atletas, los artistas, sus familiares y los caminantes pudieran viajar con seguridad hacia el lugar de celebración de los Juegos y regresar después a sus países.
La sagrada tradición griega de la Ekecheiria (tregua) era uno de los pilares fundamentales de los Juegos Olímpicos de la antigüedad, que permitía a los atletas competir en los Juegos y a los espectadores presenciarlos en un entorno seguro y pacífico. La tregua fue ordenada por el oráculo de Delfos como medio de poner fin a las guerras que por entonces devastaban el Peloponeso. Fue así como se consiguió el acuerdo de paz más duradero de la historia.
¿Por qué era tan importante la llegada tranquila a Olimpia?
Debido a su localización, la ciudad de Olimpia tenía el estatus de territorio o zona neutral, por ello, aunque las ciudades se encontraran en guerra, sus representantes podían participar en los juegos y, eventualmente, reunirse en Olimpia para realizar negociaciones de paz. Se atribuye la firma de la primera tregua olímpica a los reyes Licurgo deEsparta, Ífito de Élide y Cleóstenes de Pisa.
Olimpia se convirtió en una poderosa fuerza, que aglutinó, con la idea de un panhelenismo creciente, a todos los emigrantes griegos dispersos por el mundo helénico. La participación oficial de las ciudades griegas en las ofrendas y sacrificios y la colaboración de los particulares creaba una sensación de hermandad y surgía el sentimiento de la pertenencia a una estructura socio-política superior al de la polis. Paralelamente el espíritu de competencia, monopolizado tradicionalmente por la nobleza, se extendió al resto de la sociedad, que sin abandonar aún sus raíces religiosas, infundieron características más democráticas. Es decir, a partir de sus orígenes, la composición de los juegos cambió para volverse más integral y dar una mayor cobertura para atraer al crecimiento socio-político de Grecia, debido a qué ya no se necesitaba ser estrictamente un ciudadano proveniente de Grecia.
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